La Ley de la Atracción y la Ciencia

La Ley de la Atracción es la la energía universal que existe alrededor de nosotros, obedece a la ciencia de la Física y responde en función de la vibración o sentimiento que ofrecemos, independientemente de si es negativo o positivo.

Hay muchas formas de energía: Atómica, Térmica, Electromecánica, Potencial,... La energía nunca puede ser destruida.

Hoy sabemos que todo lo que existe en nuestro mundo y a nuestro alrededor sin excepción alguna, está formado por átomos, y cada átomo tiene un núcleo (conteniendo protones y neutrones) alrededor del cual orbitan electrones.

Los electrones en los átomos siempre orbitan sobre el núcleo, creando niveles de energía que aseguran la estabilidad del mismo. Con el aumento de energía en el átomo, los electrones pueden asumir órbitas mayores u orbitas menores con el descenso de la misma.

Cuando hablamos de vibraciones, si los átomos están alineados ellos crean un fuerza móvil, todos empujando hacia una misma dirección, de una forma muy parecida a los metales que pueden ser magnetizados alineando sus moléculas en la misma dirección.

Esta creación de lo  positivo (+) y lo negativo (-) es un hecho en la naturaleza y la ciencia contrastado. La ciencia a expuesto que si existen leyes físicas que pueden ser observadas y cuantificadas en un área concreta, pueden haber de manera muy probable leyes similares en otras áreas aunque no puedan ser en estos momentos cuantificadas.

De esta forma se puede entender que la Ley de la Atracción es una ley de la naturaleza en la cual cada átomo que conforma nuestra persona esta en constante respuesta, con independencia de si nosotros lo entendemos/conocemos/creemos o no.

Estudiosos bioquímicos como Dr. Joe Dispenza, han comprobado e indagado más en este tema.
Según Dispenza, existe una inteligencia que nos da la vida, que mantiene latiendo nuestro corazón (3000 millones de veces en una vida, 40 millones de veces al año), que es la misma que digiere nuestra comida, y la descompone en gases y nutrientes organizándola para reparar nuestro cuerpo y todo ello sucede sin que lo pensemos conscientemente.

Cada célula de nuestro cuerpo experimenta cien mil reacciones químicas por segundo. Y en nuestro cuerpo existen unos diez billones de células.

Lo interesante es que esta inteligencia tiene una voluntad independiente a nosotros. Nos da la vida de forma constante y sistemática, su voluntad trasciende a la nuestra, su mente trasciende nuestra mente y mantiene en un orden el cuerpo físico.

Esta inteligencia envía proteínas a lo largo de los ácidos nucleicos y corrige mutaciones para que no nos descompongamos.

Por otro lado cada vez que pensamos, fabricamos una sustancia química, si nuestros pensamientos son positivos, buenos o felices fabricamos sustancias químicas que nos hacen sentir bien (sentimientos de felicidad) y en el caso de pensamientos negativos, malos o de inseguridad fabricamos sustancias químicas que nos hacen sentir así.

De forma que cada sustancia que se libera en el cerebro es un mensaje que alimenta al cuerpo físico. Cuando empezamos a sentir aquello que pensamos, el cerebro que está en comunicación constante con el cuerpo, fabrica mas sustancias químicas que nos permiten experimentar las sensaciones y sentimientos en nuestro ser de aquello que hemos decidido pensar.

Este ciclo de pensar-sentir entre cerebro y cuerpo, crean un estado de ser. Y este estado de ser se convierte en nuestro modo de pensar. Los sentimientos se convierten en nuestro modo de pensar, y cuando esto sucede nos quedamos atrapados en un ciclo donde nuestro cuerpo piensa por nosotros.
La física cuántica nace como resultado de diferentes experimentos en los cuales se comprobó que cada persona, al margen de su credo, cultura, sexo, etc… cuando se le pide que observe algo esta observación tiene un efecto directo en lo muy diminuto (efecto en el campo cuántico).
Según Dispenza si nuestra observación afecta el comportamiento de las partículas subatómicas, lo cual queda demostrado a través de la Física Cuántica, quizás podamos encaminar la naturaleza de la realidad basándonos en nuestra propia observación y la observación sea un arte como cualquier otra cosa, por lo cual podamos llegar a afectar no solo a lo diminuto sino también en lo más grande.

La realidad física y la realidad no-física.
Las personas en su mayoría siguen una conducta y vida en la que la realidad más real y aceptada es la que ven en el día a día, esa realidad dicta de alguna forma su forma de sentirse, aceptando que no tienen ningún tipo de influencia sobre la misma, a parte de la acción.

Podemos entender que a través de la Ley de la Atracción, existe una influencia mucho mayor por la cual experimentan la realidad que actualmente disfrutan. Esta influencia es la que ejercemos de una forma bastante inconsciente a través de nuestros sentimientos, pensamientos y palabras que crean la polaridad de nuestra vibración (emitiendo una vibración + o -), y por consiguiente el resultado lo comprobamos y experimentamos en las diferentes áreas de nuestras vidas.

Imagínese que esta sentado en un lugar maravilloso, contemplando un paisaje y que sus pensamientos en ese momento son “Nunca voy a poder tener una casa en este sitio”, en esos momentos su emisión de vibración es -, sus sentimiento es mas bien de frustración. Usted sabe lo que desea “Una casa en este sitio” pero al mismo tiempo hecha un vistazo a su realidad actual y acepta que no hay posibilidades de que pueda conseguir ese objetivo.

Su realidad física esta conformada por todas sus experiencias, vivencias, conocimientos actuales así como creencias (limitadas o no) que configuran su persona. La realidad no física podría ser aquella de su imaginación, de sus sueños, en la que la libertad de decidir que es lo que realmente nos gusta es completa.

Debemos entender que ambas realidades existen y que conjuntamente con ellas podemos trasladar a nuestra realidad física, aquello que deseamos e imaginamos en nuestra realidad no-física.

Debemos entender que nuestras ideas e imaginaciones pueden llegar a ser tan reales como nuestro coche, nuestra casa o nuestra ropa. Y es a través de nuestra atención y concentración donde empezamos el proceso de creación.